martes, 15 de noviembre de 2011

Morir o no morir con el molde.
Sí, bien podría no estar vivo, bien podría no estar. En todo momento el peso de aquellos que al parecer creyeron en el ser humano y por eso procrearon. Pero ¿siendo qué? ¿siendo a secas? ¿siendo la oscura pronunciación de mi nombre? ¿de un apellido espectral? No logro creer en tu presencia, no logro creer en tu percepción.
Unas veinte niñas de cuatro años bailan en la escuela de danza en frente de mi casa, las veo por el balcón, van vestidas con maillots blancos y realizan con obediencia los ejercicios que ordena la profesora.

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